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Testimonios

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¡Feliz Año 2016!
Cuando tuve mi primera consulta con usted Dr. Luis, me hizo una pregunta: qué vas a hacer cuando estés curada? Y yo le respondí: ¡le voy a dar las gracias por todos los días que me quedan por vivir!
¡A dos años y medio eso hago todos los días!
¡Gracias!

Graciela Poleo

¡Les confieso que al principio estaba algo sugestionada por los fermentados, pero ahora que los he probado los amo! ¡Les pongo a mis batidos y en el almuerzo no faltan! Gracias Laura por tanto insistir y tenerme paciencia 😊👏🏻🌹

Emilia

¡BUENAS DR AROCHA!, ESPERO ESTÉ MUY BIEN, LE ESCRIBE KAROL ULUKNON, YO ACTUALMENTE SOY GASTROENTERÓLOGO, EGRESADA DE LA ESCUELA VARGAS, Y USTED NOS HABLÓ EL PRIMER DÍA EN EL INTRODUCTORIO DE LA CARRERA (EN EL 2003), QUIERO DECIRLES QUE SUS PALABRAS ME HICIERON REFLEXIONAR, PROFUNDAMENTE… MUCHOS AÑOS DESPUÉS LO VI EN UN PROGRAMA DE TV, Y QUIERO FELICITARLO POR TODOS SUS LOGROS EN EL ESTUDIO DEL PENSAMIENTO HUMANO. EL PNL ME PARECE MUY IMPORTANTE Y DE VERDAD ME ENCANTARÍA EN CUÁNTO PUEDA VIAJAR A ECUADOR PARA IR A UNA DE SUS CONFERENCIAS…. ESPERO ESTÉ BIEN, DIOS LO BENDIGA.

Karol Camargo

Los adoro Laura y Luis… Que dios los bendiga… Pocos seres humanos como ustedes sin una pisca de egoismo para transmitir su saber que no es poco, al contrario… Que se les multiplique en salud todo lo q ustedes hacen por el mundo los quiere

Reina Pizarro

Laura Luis me muero por contarles. Anoche la esposa de un profesor de Manta (ciudad de Ecuador) me recibió en su casa en Portoviejo (que quedo más destruida que Manta ), y ella soñaba que caía por un hueco profundo. Tenía miedo de seguir soñando y por eso no dormía. Sus indicadores de hipertensión estaban disparados y vivía deprimida. Le aplique la Neuro Estimulación Bilateral Alterna que me enseñaron y ahora duerme profundamente y acepta su realidad. Ustedes son increíbles. Gracias!

David Castillo

Hoy subimos Mariana y yo a las antenas del pichincha en Bicicleta.

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Y peso 82 kilos 😅😅😅

Orlando y Mariana

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En mi país solía ejercer mi profesión, la abogacía, Con un postgrado en derecho mercantil y otro en criminalística y ciencias forenses.

Tenía mi apartamento de dos pisos, mi estudio propio con mi nutrida biblioteca, llena de libros, míos y heredados de mi padre y otros, regalos de mi madre. También tenía dos armarios llenos de materiales y herramientas para hacer cosas que me encantaba crear. Trabajaba la madera, pintaba, moldeaba y hacia bisutería. Muchas veces, entre las actividades diarias de mi carrera me gustaba escaparme en mi imaginación y dejar que fluyeran nuevas cosas. A veces, quizá evadiendo un poco la soledad que me infligía el hecho de haber perdido a mi padre y tener a mi madre y hermanos en otra ciudad. Si embargo, mi vida era buena.

Siempre me gustó aprender, leer, estudiar, Hacía muchos cursos, talleres, diplomados.

Sin darme cuenta, dejé de trabajar en lo mío, para luchar por una causa que creí, requería de mi apoyo, fueron meses colaborando, participando primero de manera indirecta y luego activamente. Me tocó desde escribir, poner de mi dinero, atender heridos, hasta correr, de todo un poco. Un día, se intensificó tanto todo, que tuve que huir. Era mi vida o eso.

Hoy vivo en otro país, mi condición legal inmigratoria ha pasado por varios procesos. He tenido que trabajar de mesera, lavando platos (o como dice la canción de Fragachán «El norte es una quimera», fui «platera»), he trabajado de niñera, en una floristería, llevando envíos de comida de un restaurante, en fin… Mi vida cambió.

Tengo un año aquí y no ha sido fácil, la medicina es costosa, no tengo fácil acceso a muchas cosas, como lo tenía en casa. Aquí no tengo apartamento, ni mis libros, ni mis armarios; actualmente tengo dos trabajos y un tercero ocasional, estoy muy agotada y extraño muchas cosas.

Hoy fui a una acupunturista china. Entre lágrimas le decía que mi mano izquierda (soy zurda) está muy lastimada y duele con cada movimiento (hasta cepillarme los dientes es un suplicio).

Me tendí en su camilla, me puso las agujas, apagó la luz y salió. Al fondo una música asiática. Comenzó mi mente a dibujar y empecé a visualizar mi vida hoy, echando a andar en retroceso las vivencias. Empecé a extrañar lugares, personas, situaciones y momentos. Comencé a sentir una paz que pocas veces he sentido y fue inevitable recordar mis sesiones de NEBA (Neuro Estimulación Bilateral Alterna) con Laura Montilla, o mis consultas con Luis Arocha (mi terapista, coach, psiquiatra), recordé ese olor de la quinta en Bello Monte, el sabor de ese te de cacao que me brindaba siempre Laura, me di cuenta de que ellos han sido para mí unos ángeles, desde hace años me enseñaron que había que «formatear» el disco duro y re programar todo, desaprender lo enseñado (sin mala intención) por nuestros ancestros y re programar todo de nuevo. Algo así como des aprender lo aprendido (lo innecesario).

Recordé a la terapista dorada peluda, Nube (una golden retriever hermosa), visualicé las sonrisas perennes de Laura y Luis, ese encanto y esas ganas siempre de compartir lo que saben. Fue allí cuando entendí que sin saberlo, han hecho tanto por mí!

Me enseñaron a manejar muchas cosas, ¡cómo manejar la ausencia física de mi padre, dejar de lado mis miedos, a comer sano y de verdad, a entender cosas hasta de física cuántica!

Hoy que estoy lejos y que he pasado por una de las etapas más rudas de mi vida, puedo manejar muchas dificultades, gracias a las herramientas que me han dado, el NEUROCODEX, el NEBA, la simpleza en las soluciones, los abrazos, (que ya no me los pueden dar físicamente, pero que por skype me envían) y puedo sentirme muy afortunada, de que aunque no hable con ellos o no los vea, siempre me pregunto: «qué me diría Luis en esta situación?» Y así voy obrando.

Agradezco infinitamente haber encontrado estos seres humanos dignos de vivir en este planeta que nos prestaron, conviviendo con todos los seres con los que lo compartimos, les agradezco las sonrisas, haberme demostrado que para subsistir necesitaba hacer un cambio en mi combustible, por mostrarme que pensamos muy parecido en muchas cosas.

Hoy que estoy lejos, que extraño tanto mi casa, a mi madre y hermanos (¡cuánto los extraño!), mis libros, mi perro Aldo (uno igual a Nube y sin el cual mi vida no es la misma); puedo ver que a veces no todo está tan mal como creemos, a veces es necesario pasar por cosas que te estremecen para ver que no estabas tan mal, y no es «consuelo de tonto», es realismo, es poner todo en balanza. Quizá necesitaba en mi vida estudiar todo lo que estudié, crear con mis manos todo lo que creé, estar en la causa que apoyé, ayudar a todo ser que pude, extrañar a todo el que he extrañado, porque he crecido.

Hoy les agradezco infinitamente por ayudarme a ser mejor, a aprender a sobrellevar todo.

Gracias por existir.

Franchesca Camargo

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